Con la ola de frío que estamos sufriendo tal vez te hayas preguntado porqué tu coche, moto o furgoneta gasta más combustible que con temperaturas más agradables. Si no habías caído en ello, también te lo contamos a continuación.
La primera causa es el propio carburante. La gasolina se refina para que durante los períodos de frío evite congelarse añadiendo aditivos. La baja densidad de estos hace que por cada litro de gasolina se reduzca la energía que proporciona, por lo que necesita más litros para producir el mismo rendimiento. En el caso de los vehículos diesel, se tarda más en conseguir la temperatura óptima de funcionamiento, por lo que el motor no aprovecha el carburante reutilizado y lo sustituye por carburante del depósito.
Otra de las razones es el lubricante. Con el frío aumenta la resistencia que ofrecen al movimiento, por lo tanto, a mayor rozamiento se necesita más energía para moverlo. Esto se traduce en más carburante para que el vehículo produzca la misma energía que produciría en períodos cálidos.
La tercera razón sobrecae sobre los sistemas eléctricos. La batería funciona de forma diferente cuando la temperatura externa es baja. Salvando los detalles técnicos, las baterías pierden gran parte de la energía almacenada, por lo que el alternador debe trabajar más tiempo. Por otro lado, las lunetas térmicas o los asientos calefactados utilizan grandes cantidades de energía.
Por último, influye el tandem estado de la carretera – estado de los neumáticos. Si la carretera está mojada y los neumáticos están lisos, el vehículo tiende a patinar y en esto se pierde mucha energía. Si la carretera está nevada o helada, se multiplica la pérdida de energía. Además, a mas baja temperatura el aire es más denso, por lo que requiere más fuerza superar la resistencia aerodinámica.