Comprobar el sistema de refrigeración. Solo así te asegurarás de que el motor y los frenos funcionan de forma óptima, evitando sobrecalentamientos que pueden derivar en una avería. No olvides comprobar el filtro de aire del habitáculo para que el aire acondicionado funcione a la perfección y la temperatura del habitáculo no sea excesiva. Lo ideal es iniciar el trayecto con las ventanillas bajadas y luego poner el aire acondicionado para evitar que trabaje en exceso y se caliente el motor.
Al hacer más calor, la temperatura de los neumáticos también sube, en especial si vas rápido. Es importante comprobar que conducimos con la presión correcta, ya que, de lo contrario, su vida útil se reducirá considerablemente. La temperatura del motor también sube. Ya sabes que lo ideal son unos 90 ºC, así que si el indicador (suele estar al lado del combustible) llega a la zona roja te arriesgas a que se queme el propulsor. Aunque no sea lo más apetecible, si pones la calefacción al máximo bajarás la temperatura del coche al liberar calor del motor.
Como ves, el mantenimiento del coche en verano es bastante simple. Asegúrate de seguir todos estos consejos de mantenimiento en verano y podrás alargar mucho más la vida útil de tu coche y de sus componentes, evitando averías. Por último, recuerda retirar cuanto antes los excrementos de aves o los insectos si no quieres que las marcas que dejan en la pintura del coche te acompañen para siempre.